REALIDAD JUVENIL: TORRENTES DE LAVA QUE DESTRUYEN LA SOCIEDAD
Transitan vagabundos por las principales calles de la ciudad. Entre sus quehaceres diarios están los robos, el tráfico de drogas, homicidios, entre otros. Expuestos a circunstancias casi insoportables, desde muy temprana edad, son calificados como seres antisociales por muchos.
Cargados de limitaciones y sin posibilidades de dejar su oficio por otro más constructivo, dentro de una sociedad que les niega la oportunidad de superarse, estos jóvenes se han convertido en un “cáncer”, el cual parece crecer día a día. La poca inversión que se ha hecho durante los gobiernos en las áreas dedicadas a educación, deporte y sana recreación, ha dado lugar a que muchos jóvenes, sin posibilidades, inviertan su tiempo en actividades menos productivas, dañinas tanto para ellos como para la sociedad misma.
No se sorprenda si usted camina por una avenida del país, y es atacado por un adolescente de trece años que se lleva su cartera.
A veces la familia se dedica a ese niño o niña, pero la sociedad se encarga de desviar estos valores. “Cada adulto es responsable de la conducta de cada joven”. Por eso es necesario que se hagan campañas para que la sociedad entienda la importancia que tiene la estabilidad, el amor y la confianza dentro de este núcleo”.
Tenemos una definición errónea acerca del comportamiento antisocial, ya que, creemos que es aquel que vive alejado de los demás y le encanta la soledad. Pero, no sólo esto es un evento antisocial.
El comportamiento individual de cualquier persona influye en los demás, en forma positiva a negativa, y viceversa, porque el ser humano no vive aislado, sino que es por naturaleza un ser social.
Esta característica justifica la importancia que tiene la formación de los valores morales y las normas de conducta desde la infancia.
Cuando la educación que una persona recibe es adecuada, su influencia en el medio social producirá un efecto armónico, pero si no ha sido así, dará lugar a que existan tensiones a las relaciones interpersonales. Cuando las tensiones que produce dan lugar a problemas constantes y graves que atentan contra el bien común y el orden moral, se dice que es una persona antisocial. Es decir, comportamiento antisocial es un conjunto de acciones y reacciones de una persona que repercuten negativamente en la sociedad.
Entre los actos antisociales comunes podemos citar: la prostitución, violación, el acoso sexual, tráfico de drogas, la pornografía, el incesto, la anorexia y bulimia, entre otros…Muchos queremos hacernos los ciegos, sordos y mudos ante tal realidad. Los jóvenes de hoy en día están siendo golpeados por un sinnúmero de garrotes que afectan en su ámbito laboral, escolar, familiar y en la mayoría de los casos emocional.
Cuando dichos problemas sociales afectan a nivel emocional el joven suele caer en depresión.
La depresión es un estado emocional que se caracteriza por sentimientos de extrema tristeza, desesperanza. Puede ser detonado por algún tipo de pérdida o desgracia, pero si su duración se extiende más allá de lo razonable, afecta al funcionamiento de las relaciones interpersonales y de las actividades, y, coexiste con al menos cuatro de los siguientes síntomas: trastornos del sueño, trastornos del apetito, desinterés por las actividades cotidianas, disminución de la capacidad de experimentar placer, dificultad para concentrarse, fatiga, desinterés sexual, pérdida de la autoestima, sentimientos de culpa, desesperanza, ataques de llanto, angustia e impaciencia, irritabilidad y deseos de morir e ideas de suicidio.
El suicidio entre los adolescentes ha tenido un aumento dramático en los años recientes. Cada año miles de adolescentes se suicidan.
Los adolescentes experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión, dudas sobre sí mismos, presión para lograr éxito, inquietudes financieras y otros miedos mientras van creciendo. Para algunos adolescentes, el divorcio, la formación de una nueva familia con padrastros y hermanastros, o las mudanzas a otras nuevas comunidades pueden perturbarlos e intensificarles las dudas acerca de sí mismos. En algunos casos, el suicidio aparenta ser una "solución”.
La depresión y las tendencias suicidas son desórdenes mentales que se pueden tratar. Hay que reconocer y diagnosticar la presencia de esas condiciones, tanto en niños como en adolescentes y, se debe desarrollar un plan de tratamiento.
Cuando los padres sospechan que el niño o el joven pueden tener un problema serio, un examen psiquiátrico puede ser de gran ayuda. Muchos de los síntomas de las tendencias suicidas son similares a los de la depresión. Los padres deben de estar conscientes de las siguientes señales que pueden indicar que el adolescente está contemplando el suicidio. Los psiquiatras de niños y adolescentes recomiendan que si el joven presenta uno o más de estos síntomas, los padres tienen que hablar con su hijo sobre su preocupación y deben buscar ayuda profesional si los síntomas persisten.
• Cambios en los hábitos de dormir y de comer.
• Retraimiento de sus amigos, de su familia o de sus actividades habituales.
• Actuaciones violentas, comportamiento rebelde o el escaparse de la casa.
• Abandono poco usual en su apariencia personal.
• Quejarse de ser "malo" o de sentirse "abominable."
• Lanzar indirectas como: "No les seguiré siendo un problema", "nada me importa", "para qué molestarse" o "no te veré otra vez."
Si el niño o adolescente dice, "Yo me quiero matar" o "Yo me voy a suicidar", tómelo muy en serio y llévelo a un psiquiatra de niños y adolescentes o a otro médico para que evalúe la situación. A la gente no le gusta hablar de la muerte. Sin embargo, puede ser muy útil el preguntarle al joven si está deprimido o pensando en el suicidio. Esto no ha de "ponerle ideas en la cabeza"; por el contrario, esto le indicará que hay alguien que se preocupa por él y que le da la oportunidad de hablar acerca de sus problemas.
Con la ayuda de la familia y con tratamiento profesional, los niños y adolescentes con tendencias suicidas se pueden recuperar y regresar a un camino más saludable de desarrollo.
Escrito por: CÉSAR ARIAS
Estudiante de Comunicación Social. Orador. Maestro de ceremonias. Estudiante de término de la Escuela Nacional de Arte Dramático. - “Mi vida es el arte, por eso vivo inmerso en el canto, la actuación y la escritura.” - “La vida es para vivirla, no para matarla antes de tiempo.”